lunes, 26 de diciembre de 2011

Participa en el blog contándonos la historia de tu podenco/a rescatado/a!!!!

ESTA ES LA HISTORIA DE PEPA






Ésta es Pepa. Es un podenco portugués de talla pequeña.
Nuestra Pepa vino de un pueblo de Madrid y lleva en casa casi 2 años. Pepa no parecía que hubiera sido maltratada en el sentido estricto de la palabra, sino “desatendida”, por decirlo de algún modo. Ahora pesa algo más de 6 kilos, pero cuando llegó pesaba 4 y medio, y le faltaba pelo por detrás de las orejas y en sus patas.
Pepa había tenido varios dueños, y cuando el último murió, el hijo de este señor se quedó con la perrita. Pero Pepa no hacía muy buenas migas con sus podencas grandotas, no la dejaban comer y tenía que hacerlo a escondidas, bueno… cosas de perros. Así que le dijo a su hija que buscara una casa a Pepa. Este padre e hija, buscaron un hogar para
Pepa fuera del ambiente de la caza, pues ambos saben que los cazadores normalmente no tratan muy bien a sus perros, así querían asegurarse de que la perrita encontraba una buena casa.
Y Pepa se mudó. Al principio fue difícil porque en casa ya estaba Lupe, la bóxer de toda la vida y que llevaba desde el mes y medio de edad con nosotros. El carácter de
Lupe es dominante y posesivo y no fue fácil. La primera noche fue horrible, Lupe la seguía por toda la casa, la marcaba y constantemente le decía; “esto es mío, esto es mío y aquello también”. Pensábamos que nos habíamos equivocada al traer a Pepa, incluso pensamos que por la noche Lupe la atacaría y no nos daría tiempo a separarlas, con lo que el final de Pepa no sería bueno. Sin embargo no fue así. Pasamos la noche con algún gruñido que otro, y al día siguiente fuimos a pasear por la playa. Poco a poco los gruñidos, marcajes y malos gestos se iban distanciando, y al cabo de 2 semanas, salíamos de casa y las dejábamos solas aumentando poco a poco este tiempo.
Lo más importante para hacer las cosas bien, es querer hacerlas bien, aunque en esto, Pepa también ayuda mucho porque tiene muchas habilidades sociales con sus congéneres. Nunca busca problemas. Si algún perro le gruñe se sienta de espaldas a éste. Si el perro es amigable y quiere jugar, ella le corresponde. Sí es cierto que los perros de mayor tamaño que ella, o que se acercan a ella muy bruscamente, le asustan un poco, y en ese caso, va corriendo donde Lupe que sabe que la protege. ¡No sabe nada la pájara!
Con la gente en general es tímida pero con los conocidos es muy cariñosa. Se pone panza arriba y se tapa la cara con las patas delanteras. Es muy lista, cuando abres la nevera se sienta para que le des algo de comer. Una cosa muy curiosa es que nunca se acerca a desconocidos, salvo si Lupe lo hace, entonces ella también se acerca; es una confianza ciega la que tiene en la viejecita bóxer. Es amigable también con los gatitos de acogida que pasan alguna temporada en casa. Juega y echa largas siestas con ellos.
También les roba la comida, ¿porqué no cobrarse en pienso rico, rico el hospedaje del pequeño felino?. La canijilla Pepa es también muy graciosa, tiene comportamientos y actitudes muy particulares; como que a veces anda a 3 patas. Es muy alegre, muy activa, y a pesar de que en casa se porta fenomenal, necesita salir a correr, jugar y desfogarse.
No tiene malos gestos ni con animales ni con personas y, aunque creo haberlo mencionado ya, es muy lista; aprende muy rápido. En casa estamos encantados con nuestra pequeña Pepa, y nos gusta que nos pregunten: “¿Qué perro es ése?”. Nosotros siempre decimos:”Un podenco portugués, hay muchos en las perreras, son muy maltratados por los cazadores”. Así, igual alguien se anima, y piensa en un perro de caza en general como compañero, o bien en un podenco en particular. Personalmente, yo no lo puedo tener más claro. ¡¡Adoro a los podencos!!

ESTA ES LA HISTORIA DE SAKI
Este es el lamentable estado en el que se encontraba Saki el día que la conocimos:


A Saki la habían dejado abandonada en el Centro de Recogida de Animales de la
Mancomunidad de la Ribera, metida en una jaula sin agua ni comida, a pleno sol.

La encontraron dos de las voluntarias que subían a pasear y mimar perretes. Nadie había reparado en su presencia hasta que ellas la vieron ahí dentro.

Tras decidir que allí no podía quedarse, conseguimos convencer a los responsables para llevarla a que la revisase un veterinario de Tudela. Saki estaba deshidratada y desnutrida, tenía unas uñas de más de 3 cm. de largo, estaba sucia y sobretodo asustada, aterrorizada.
Estuvo un día ingresada con sueros, pero pronto pudo venir a casa. Todo el mundo preguntaba por ella, los voluntarios se preocuparon un montón y aún hoy, se preocupan de cómo se encuentra. Siempre se lo agradeceré. Sus palabras de apoyo, de ofrecimiento, de cariño, fueron vitales.

Los principios fueron duros, no había manera de que se acercase a nosotros, ni de que comiese. Saki pasó la primera tarde en casa acurrucada en una esquina, muerta de miedo, sin saber qué hacer. En esos momentos, Shyva, nuestra otra perra fue una ayuda esencial.
Ella le mostró que éramos de fiar y que aquello que le ofrecíamos era algo delicioso. Siempre recordaré lo primero que comió en casa, un tranchete.

Mirad que carita de miedo tenía el primer día. Esa esquina fue el lugar que eligió para pasar sus primeras horas con nosotros.

Poco a poco, la cosa fue mejorando, Saki engordó y fue descubriendo que la vida en casa era cómoda y que lo más cómodo que había era nuestro sillón, que ahora es su lugar favorito de la casa. Sino, juzgad vosotros.

Pero, al poco tiempo de esta foto, de repente un día, mientras mi marido la sacaba de paseo, Saki se asustó, pegó un tirón de la correa y desapareció corriendo. Aunque intentó seguirla, poco pudo hacer, ella es una perra muy rápida. Durante días, lloré desconsolada. Llegué a pensar que nunca aparecería, que le había pasado algo, todos mis pensamientos eran negativos.

Pero un viernes por la tarde, mientras estábamos en el parque, una vecina llamó a mi marido.
Al principio, él salió corriendo, no me dijo ni dónde iba, pero en ese momento, lo supe: Saki había vuelto. Ella sola había encontrado el camino de regreso a casa. Y en el mismo instante en que la volví a abrazar, supe que ya no iba a buscarle más casa de adopción, Saki había encontrado familia definitiva: NOSOTROS.
Durante los quince días que estuvo perdida, supe que la quería con locura, que era especial y que no la podía dejar escapar.

Ahora lleva más de cuatro meses en casa y poco a poco, se va acostumbrando a las rutinas y se va haciendo menos tímida con los demás, porque con los otros compis de parque, es un encanto, los lame y juega con todos sin importarle raza o tamaño. De igual manera, comparte con aquellos que vienen acogidos a casa sin poner impedimento. Los mima, lame y limpia como si fuera su mamá. Mirad que foto más tiernita sacamos el otro día.

Sólo decir por último, que el torpe que la desechó, no sabía lo que se perdía, porque esta perra es un diamante en bruto, que poco a poco se va puliendo y deja ver su belleza sin igual.


ESTA ES LA HISTORIA DE SHYVA


Shyva fue abandonada junto a su madre y sus cuatro hermanos por un cazador antes de comenzar la temporada. Shyva era la pequeña de la camada, llegó a casa delgadita, miedosa y poco socializada. Su primer día temblando encima de mí, sólo el calor y el contacto hacían que dejase de llorar. Echaba mucho de menos a su madre y sus hermanos, nunca había estado sola hasta ese momento.
 Os preguntareis porqué mi marido cuando fue al Centro de Recogida de Animales la eligió a ella. La respuesta es fácil, preguntó que cachorro tenía menos posibilidades de ser adoptado y ella fue la elegida. La verdad, no entiendo el porqué, ella es un ser especial. Dulce, buena, nerviosa en el parque, pero ejemplar en casa.
 Shyva fue una perra muy deseada, desde que tengo uso de razón, había deseado tener una, pero mis padres no estaban de acuerdo con la decisión. Al irme a vivir junto con el que ahora es mi marido, lo pensamos, pero él no veía que fuese el momento. Así que cuando la trajo a casa años después, me caían lágrimas de emoción. Verla entrar a casa, en brazos, tan débil, pero a la vez expectante, hicieron que comprendiese que la iba a querer con locura. Ella ha hecho que mi adaptación a vivir en un lugar lejos de mi familia y amigos haya sido más agradable y a la vez, ha hecho que conozca a gente maravillosa amante de los animales.

Ahora ha pasado año y media desde su llegada. Los principios, como los de todo papi inexperto, fueron complicados por nuestro desconocimiento sobre los cachorros, pero ahora, todo va genial. Shyva ha aprendido a ser obediente, venir cuando la llamamos, es una perra sociable, tanto con personas como con otros perros, lo cual es perfecto a la hora de salir con amigos, ya que confiamos plenamente en que va a saber comportarse. Al principio, algunos me dijeron si estaba loca por tener un perro de caza en casa, ahora, reconocen que es perfecta para convivir. Ella es una perrita de sillón, no destroza cosas en casa, no ladra y es amorosa con niños y mayores. Es sin duda, una perrita de casa.
 Esta es una foto de Shyva recién llegada:

Y esta otra es de hace unos meses:

HISTORIA DUMBITA






Recibimos un aviso de un pastor alemán abandonado en una zona en las afueras, que iba a un descampado en concreto a las 8 de la tarde todos los días. Como yo vivo muy cerca fui a echarle un vistazo y en qué condiciones estaba. Allí que fui cargada con comida, correas, y demás utensilios. Muy puntual ella, el pastor alemán resultó ser una podenca totalmente miedosa y desconfiada. Preguntando a los vecinos, dijeron que ya llevaba un tiempo por allí, que antes la acompañaba un perro más pequeño negro pero que éste apareció muerto un día. También nos comentaron que antes llevaba una cuerda colgando, aunque en ese momento solo se veía en su cuello algo viejo y roto que recordaba a un collar.

Estuve visitándola todos los días durante algún tiempo, esperando ganarme su confianza. Se acercaba a comer, pero al hacer cualquier movimiento se alejaba dando un brinco hacia atrás. Para atraparla, su collar andrajoso jugó un papel muy importante, en una de estas veces que se acercó demasiado a comer de mi mano, con la otra preparé una correa, así que prácticamente el enganche encajó solo en la anilla del collar. Ella no se dio ni cuenta porque subí un poco la mano de la comida por encima de la otra para que no puediera ver que pasaba algo raro.
Cuando se percató, empezó a tirar fuerte para atrás y a revolverse, pensé que el collar iba a romperse, pero aguantó milagrosamente, y cuando se calmó un poco, mi novio que también estaba allí, me ayudó a ponerle otro collar nuevo y alguna correa de seguridad. La pobre se hizo pis y caca encima justo antes de subir al coche, muy considerada ella pues lo hizo en la misma puerta.

La llevamos al albergue, era de noche, la dejamos en una jaula techada y ahí empezó su nueva vida. Al día siguiente le quitamos todas las garrapatas que pudimos y la bautizamos como Dumbita, en honor a esas orejas.

Durante el año y medio que ha estado con nosotros, hemos estado haciéndole terapia y poco a poco ha ido evolucionando, pero al ser un podenco nadie preguntaba por ella. Estuvo a punto de irse al extranjero en un par de ocasiones, pero la suerte no estaba de su lado. Como yo era la encargada de su terapia, la traía a mi casa bastantes veces para exponerla a situaciones que en el refugio no teníamos ocasión, y finalmente y poco a poco, cada vez se quedaba más y más tiempo, hasta que ya no volvió más a una jaula.

Y ahora aquí está, durmiendo todo el día como una marmota y haciendo la cabra loca cuando salimos de paseo. Aún es desconfiada con la gente que no conoce, y no le gusta que le toquen mucho, simplemente soporta las caricias, pero ya mueve la colita cuando nos ve y saluda contenta a todos los perros que encuentra.
Su deporte favorito, en primer lugar dormir en su cama, y en segundo lugar, investigar y correr por el monte. También adora hacer amigos perrunos y correr con sus amigos galgos en el parque. Es muy respetuosa con los demás animales, ya sea una oveja o un hamster, y se ha convertido en voluntaria activa del albergue, ambas vamos a las terapias en centros de la tercera edad con perretes, se acerca a los perros nuevos que nos traen tímidos y les da confianza con su actitud de cachorrona, nos ayuda en las manifestaciones, y sobretodo es un gran ejemplo de superación que poder contar a todo aquel que nos visita.

Los podencos son tan sensibles que cautivan a todo aquel que los conocen. Dumbi causa furor entre mis amigos y ¡hasta le regalan cosas! Por supuesto, en casa estamos encantados. Es verdad eso de "quien tiene un podenco, tiene un tesoro".



ESTA ES LA HISTORIA DE N´AST




N'ast (antes Disney) nació en Julio de 2007 y llegó a Apanot cuando tenía un añito, era todavía una cachorra. La tiraron por encima de la valla. Tenía una oreja cortada (creen que para quitarle el tatuaje) y estaba muy flaquita y con mucho miedo.
En agosto de 2008 la adoptamos. Vino en avión con su padrino de vuelo, Raúl y nosotros fuimos a buscarla a Madrid.
Cuando vimos esa cosita tan pequeña y flaquita, iba agachada, no quería salir por la puerta, temblaba, tenía los ojitos desorbitados de miedo... Madre mía...Pensamos que qué habíamos hecho, porque ella en Apanot era feliz con sus voluntarias que la querían y le daban tantos mimos, y a nosotros no se atrevía ni a mirarnos.
Una semana estuvo así. Pero poco a poco fue superando sus miedos y consiguió sacar a la verdadera Disney que a todos tenía enamorados en Apanot. Una perra cariñosísima (Bea, voluntaria de Apanot y la que fue su madrina nos decía que no se alimentaba de pienso si no de mimos) a la que le encanta que le hagan caso, un poco miedosa pero muy muy simpática, lista y preciosa. La cosa más dulce del mundo mundial. La queremos con locura.
Multa no llegó a Apanot, tuvieron que ir a buscarla y lo que les costó cogerla....Mucho tiempo, esfuerzo y una multa de aparcamiento, que le dio su nombre.
3 años estuvo en Apanot, sin que ni una sola persona preguntara por ella. Nosotros la adoptamos en Abril del 2009.
A pesar de haber sido compañeras de jaulón y amigas en Apanot, cuando Multa llegó estaba un poco desconfiada y no hicieron muy buenas migas. Pero la cosa pronto cambió y ahora no es que se lleven bien, es que son inseparables.
A Multa le encanta que le den mimitos y caricias, es muy tranquila, algo despistada, vive en su mundo, y nos encanta.

1 comentario:

  1. Qué bonita historia la de Pepa... gracias por compartirla y hacer de Pepa una perra tan querida!!!!

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